lunes, 10 de noviembre de 2014

La Nueva Economía Mundial es Informacional


La economía a escala mundial es un sueño para muchos hecho realidad. Ya muchos la vislumbraban como Castell que la denominaba como informacional y global, destacando que ambos estaban cruzados en sus antecedentes.

 

Según Castell y la fuente de estos antecedentes, “es informacional porque la productividad y competitividad de las unidades o agentes de esta economía dependen fundamentalmente de su capacidad para generar, procesar y aplicar con eficacia la información basada en el conocimiento; y, es global porque la producción, el consumo y la circulación están organizados a escala global, de forma directa o mediante una red de vínculos entre los agentes económicos. Es informacional y global porque, en las condiciones históricas, la productividad se genera y la competitividad se ejerce por medio de una red global de interacción.”

 

Lo economía ha evolucionado en el tiempo y hoy podemos decir que puede funcionar a una escala mundial en tiempo real. Es decir, todo el mundo conectado en el intercambio de bienes y servicios, acciones en la bolsa, transacciones bancarias, decisiones políticas financieras en un instante.

 

Si bien la inmediatez es sumamente interesante en esta nueva economía, no es menor que sus fortalezas también se convierten de un segundo a otro en factores de fragilidad con crisis monetarias más instantáneas que impactan a corto plazo al resto del mundo. Lo que también se puede denominar en una era de inestabilidad económica estructural.

 

Esta economía informacional no responde con la misma eficacia frente al aspecto laboral, donde los mal denominados “mercados laborales” no van a la par con la economía, ya que dependen exclusivamente de:

 

1) las empresas pueden escoger donde ubicarse, a escala mundial, para encontrar la fuerza de trabajo que necesiten,

 

2) la ciencia, la tecnología y la información también están organizadas en flujos globales, aunque en una estructura asimétrica,

 

3) pese a la resistencia del proteccionismo y las restricciones al libre comercio, los mercados de bienes y servicios cada vez se globalizan más.

 

Como se ha observado, la principal característica de la economía informacional-global, es su carácter capitalista; de hecho, más que ninguna otra economía en la historia. La regla sigue siendo la producción en aras de la ganancia, sobre la base de los derechos de propiedad, que son la esencia del capitalismo. En efecto, existen tres niveles de apropiación capitalista:

 

  • Los titulares de los derechos de propiedad del capital:

1.                  Los accionistas, un grupo en el que cada vez son más predominantes los accionistas institucionales (tales como los fondos de pensiones) y cuyas decisiones de inversión y desinversión suelen regirse por consideraciones financieras a corto plazo.

2.                  Las familias propietarias, todavía una forma importante de capitalismo, sobre todo en el Pacifico asiático.

3.                  Los empresarios individuales, propietarios de sus propios medios de producción (siendo sus cerebros sus principales activos), que arriesgan y se apropian de sus ganancias.

  • La clase directiva: Son los controladores de los activos de capital a nombre de los accionistas. Son el núcleo de del capitalismo en el informacionalismo, principalmente en las multinacionales y en las compañías de propiedad estatal.
  • Los mercados financieros globales: Es en estos mercados donde los beneficios de todas las fuentes acaban convergiendo en busca de mayores beneficios. Pero lo característico de la acumulación en esta economía informacional-global es que los mercados financieros globales y sus redes de gestión son el capitalista colectivo real.

 

Es por lo anterior, que la unión entre tecnología e información, las modificaciones en las organizaciones y el desarrollo o crecimiento de la producción pasan a ser casi una competencia global. Es decir, todas las variables económicas  y de la información a escala plantearía implican tecnología y productividad.  Es decir, son el principal rasgo del capitalismo informacional.

Aldea Global y Ciberactivismo

El término de “Aldea Global”, se describe como los efectos socioculturales de la comunicación, inmediata y mundial de todo tipo de información, lo que posibilitan y estimulan los medios electrónicos de comunicación. Sugiere que, en especial, ver y oír permanentemente personas y hechos -como si se estuviera en el momento y lugar donde ocurren- revive las condiciones de vida de una pequeña aldea: percibimos como cotidianos hechos y personas que tal vez sean muy distantes en el espacio o incluso el tiempo, y olvidamos que esa información es parcial y fue elegida entre una infinidad de contenidos.

El sociólogo canadiense Marshall McLuhan, indica que los medios de comunicación pioneros, como la radio, la televisión y el cine, permitieron comenzar con el boom de la aldea global. Acontecimientos de todo el mundo eran recibidos atentamente por las personas, hecho que generó mayores transformaciones en el mercado de comunicaciones, surgiendo posteriormente, teléfono, fotografía reproducción, grabación de sonido, prensa gráfica, el procesamiento digital.

Respecto al Ciberactivismo, se refiere al conjunto de técnicas y tecnologías de la comunicación, basadas fundamentalmente en internet y telefonía móvil; los medios sociales (especialmente Twitter y Facebook), YouTube, correo electrónico y podcasts sirven para diversas formas de activismo, de manera de posibilitar comunicaciones más rápidas en los movimientos ciudadanos y difundir información local a una gran audiencia. Las tecnologías de internet se utilizan para recaudación de fondos, construcción de comunidad, hacer lobby y organizarse.

Es evidente que la Aldea Global y el ciberactivismo van de la mano en la proliferación del resultado y el efecto que tiene la innovación tecnológica que crea mecanismos que pasan a ser la plataforma de la ciudadanía en materia de unir intereses en común, cuya búsqueda es instalar temas de debate político, social, proteccionista, futurista, medio ambientalista, etc., con el ánimo de aunar mas criterios, tanto a nivel nacional como internacional, buscando el resultado esperado.

A su vez, esto permita la posibilidad cierta de saltarse los conductos normales de la comunicación, que ya no se limita a recibir de parte de los medios cada vez mas manejados por los poderes económicos, sino que se saltan dicha manipulación, instalando en la sociedad realidades y percepciones de la ciudadanía común y corriente, a través de la libertad de opinión y en la forma de generar ideas que contribuyan con la causa. También existe la opinión crítica de la misma audiencia.

Ciertamente, sin la aldea global no se hubiese desarrollado el ciberactivismo y este no sería nada sin la aldea global. Sin ambos, la ciudadanía seguiría sin voz, sin voto, sin participación, sin convocatoria, sin conocer de una manera informal antecedentes que nunca saldrían a la luz a través de la prensa escrita o audiovisual. Por lo que no utilizar dichos espacios, solo demuestra el poco interés por mejorar nuestra calidad humana y la preocupación por el entorno que nos rodea.


viernes, 7 de noviembre de 2014

Globalización: Qué es, ¿bueno o malo?



 “La ‘globalización’ está en boca de todos; la palabra de moda se transforma rápidamente en un fetiche, un conjuro mágico, una llave destinada a abrir las puertas a todos los misterios presentes y futuros. Algunos consideran que la ‘globalización’ es indispensable para la felicidad; otros, que es la causa de la infelicidad. Todos entienden que es el destino ineluctable del mundo, un proceso irreversible que afecta de la misma manera y en idéntica medida a la totalidad de las personas. Nos están ‘globalizando’ a todos; y ser ‘globalizado’ significa más o menos lo mismo para todos los que están sometidos a ese proceso.”
Zygmunt Bauman  (La globalización, Fondo de Cultura Económica de Argentina, Buenos Aires, 1999, p. 7.)

Esta apreciación sobre la globalización marca profundamente la incidencia en las relaciones humanas. Si bien, por definición es un fenómeno principalmente económico, este ha traspasado las barreras del mundo, en cuanto a su apreciación humana, de sus expectativas y de su futuro.

Como se diría comúnmente, lo bueno, lo malo y, agreguemos lo feo de la globalización, no es para nadie desconocido ni oculto. Sin embargo, la preocupación es que nadie hace nada por impedir los efectos negativos de la misma.

1.    Lo bueno de la globalización es la inmediatez de la información a través de las plataformas tecnológicas que han permitido el desarrollo a escala mundial de las comunicaciones, sin importar edad y género. Desde el más pequeño de la familia hasta el más anciano, puede acceder a redes sociales buscando la información de su gusto y adquiriendo los conocimientos que otros han instalado sobre diversas materias.

2.    Lo malo de la globalización incide en varias consecuencias, como las siguientes:
a.    Individualismo, las personas reemplazan las relaciones directas por mecanismos virtuales, por lo que la forma de relacionarse se ha visto claramente modificada desde el interior de la familia hasta la sociedad en su conjunto, perdiendo valores tan esenciales como el respeto al prójimo y la solidaridad humana, generando que las personas comiencen a perder su forma natural de relacionarse, surgiendo con mayor fuerza la violencia y la decadencia moral.
b.    Pérdida de identidad cultural,  ya no hay un apego a las tradiciones locales de cada nación, lo que genera que muchos gobiernos busquen mecanismos de protección, pero la fuerza de este fenómeno ha impedido que estas sean realmente eficaces en su aplicación  a menos que tengan sanciones graves como en países asiáticos o del medio oriente, que a pesar de mantener conductas repudiables para otras naciones, no cambian o tratan de adaptarse al resto, manteniendo su autonomía en materias culturales.
c.    El abuso de las empresas transnacionales, que son empresas que en sus países de origen, en gran parte desarrollados, cumplen con políticas de trabajo acordes con los derechos fundamentales que en países tercermundistas parecen inexistentes. Sus inversiones se basan en mano de obra precaria generando pobreza e incidiendo en las decisiones políticas económicas, donde manejan a su antojo los niveles de empleo y de cesantía. Hay que agregar además la nula preocupación por el medioambiente, lo importante es producir, independiente que se agote el recurso natural y se dañe el ecosistema.

3.    He agregado lo feo de la globalización, en consideración a que los poderes económicos han tomado dominio de las naciones, obstaculizando el desarrollo y el crecimiento, a través de la inseguridad, el abuso y la explotación de la raza humana. A través de una información sesgada y la utilización de la educación de baja calidad, con la manipulación constante de los medios de prensa de todo el mundo.

En mi opinión muy personal, este fenómeno puede escapar de las manos de todos, forjando en el futuro una globalización político social a nivel mundial de una magnitud insospechada. Quizás y el egoísmo no sea tan mal elemento entre los Estados para mantenerse desunidos y no se levante de entre ellos un tirano que gobierne al mundo entero.

Cómo guion de un célebre films: «Con frecuencia olvidamos que nuestros aliados más importantes no son los más poderosos»

Globalización y su relación con el Derecho y el Estado



Al preparar este ensayo y comenzar a investigar sobre la relación entre la “globalización” y el “derecho”, me llamó poderosamente la atención el poder que ejerce este fenómeno mundial que cambia radicalmente la percepción en cuanto a su relación con el derecho y el Estado.

Si bien la globalización solo se miraba desde una perspectiva económica, los Estados deben enfrentar una serie de cambios a nivel del derecho, con la finalidad de resguardar sus intereses nacionales pero sin afectar las relaciones con el resto de los países del mundo. Hay muy pocos países que aún continúan en su burbuja, como es el caso de Cuba, aunque igualmente no puede vivir sin las externalidades o apoyo que encuentra en otros países que auspician su forma de enfrentar sus relaciones con el resto del mundo.

Pues bien, ante este escenario disperso en un mundo globalizado, el derecho ha debido obligatoriamente ir variando y adaptándose a esta nueva realidad. De hecho, la clase de Derecho Internacional Público, que muchos observan de bajo perfil, es la rama en la cual se refleja claramente los ajustes normativos y recomendaciones que han debido enfrentar los Estados, con recomendaciones que van enmarcados a la protección de los derechos humanos, comerciales, sociales, culturales, políticos, etc., desde una perspectiva absolutamente globalizada.

Es más, la globalización y su relación con el Estado y el Derecho, viene desde tiempos remotos, solo hay que remontarse a la ejercicio imperialista de Roma, que implico que muchos pueblos adquirieran sus competencias judiciales y para que estas incidieran en la vulgarización de este derecho, que por lo demás perdura hasta nuestros días en muchas de las instituciones jurídicas que están incorporadas en los Códigos de nuestro país y del resto del mundo. Esta masificación y sociabilización de conductas legales y tradicionales en los países invadidos fue una globalización a escala del territorio descubierto en ese tiempo, pero que incluso fue capaz de traspasar las barreras del tiempo, rompiendo las barreras europeas e instalándose fuertemente en los pueblos latinoamericanos que lo ejercen jurídicamente hasta el día de hoy.

A esto se suman los tratados internacionales que han surgido post guerras mundiales, donde todos los Estados del mundo han tratado de buscar la paz y dejarla plasmada en acuerdos que hasta ahora nunca han tenido el efecto esperado, porque igualmente se generan conflictos bélicos que de alguna manera  obstaculizan el desarrollo a escala mundial  de una política globalizada, dado que la soberanía de los países continúa estando presente en todos los ámbitos políticos, con decisiones políticas autónomas y respetadas en los tratados internacionales.

En tal sentido, la globalización y el derecho no pueden ser separados. Como tampoco el Estado que representado por el gobierno de turno, debe necesariamente considerar las relaciones exteriores como parte fundamental de un mundo globalizado. Su fin principal, salvaguardar los intereses nacionales pero sin perder la oportunidad de tener aliados estratégicos que resguarden sus intereses en cualquier parte del mundo.